lunes, 2 de enero de 2012

Pasado pisado.

Y aquí estoy yo, viviendo el presente sin olvidar el pasado.El pasado...bonito a veces, lleno de recuerdos que merecen la pena recordar, una comida familiar llena de risas, un dibujo que hiciste con ilusión, una pelea de hermanas que acabó bien o una riña de tu mamá por no recoger. Pasado tan lejano y otras tan cercano, doloroso a veces...Y entonces te das cuenta de que a igual de que las cosas cambian las personas también. Ya no está esa niña con la que compartías juegos infantiles y tus ilusiones de tener hijos y casarte. Esa niña con la que jugabas al escondite y ahora, simplemente juega a zorrear como una cualquiera. Esa niña que quería a su amiga y le daba igual lo que dijeran los demás, y ahora ni siquiera tiene personalidad. Esa niña que era tu mejor amiga y comías una en casa de la otra, ahora ella ni siquiera come. Esa niña que lo pasó tan mal en su casa porque su padre era alcohólico, y ahora es ella la que roza el coma etílico todos fines de semana sin importarle nada. Cambiar tanto en tan pocos años...
Yo sigo siendo aquella chiquilla todavía. Aquella que se acurrucaba debajo de las sabanas cagada de miedo porque había escuchado algún ruido, aquella que cuando se ponía nerviosa se mordía las uñas, y que cuando le daba vergüenza se escondía entre el pelo para que no la vieran, sigo montando escándalos allá por donde voy sin ninguna vergüenza, pongo la música a toda hostia y me pongo a bailar encima de la cama porque sé que nadie me ve, sigo andando descalza y mi madre va detrás mía riñéndome.Y es cierto, soy de esas que opina, que las cosas buenas no deberían de cambiar nunca.

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