domingo, 30 de septiembre de 2012

Recuerda, que aquí sigo.

Tengo miedo, si. Mucho miedo. No me gusta reconocer mis debilidades, pero las debilidades son lo que nos hace humanos, y nos diferencia de los animales. Quizá debería empezar diciendo que me da miedo estar sola en casa, que no saco el pie fuera de las sábanas por miedo a que alguien me lo agarre, que lo paso fatal con las películas de miedo y luego, me cuesta dormir por las noches sino tengo a alguien que me abrace. Pero, ¿sabes qué? Me da mucho más miedo que el que me abrace esas noches de miedo metida debajo de las sábanas no seas tú. Me da miedo no volver a escuchar tus buenas noches, ni tus buenos días, que solo son buenos si me los das tú. Sinceramente, no te quiero en otras manos que no sean las mías. Sé que me dan arrebatos y a veces, me vuelvo loca, ¿y qué? una loca que te quiere de aquí a la luna ida y vuelta, a pesar de todo. También sé, que hay heridas difíciles de curar, y palabras que hacen más daño que una pedrada. Pero también sé, que hay momento difíciles de olvidar y besos que lo curan todo. No te invito a que te vayas de mi vida, te invito a que te quedes. No soy perfecta y también cometo errores, pero me arrepiento de ellos. No se puede llorar por algo que has perdido sino has luchado por ello, entonces, ¿quieres que luchemos por un tú y yo? O mejor, ¿por un nosotros?.